Santiago López Otero. Re-Read
Apasionado de la novela histórica y de la historia universal, defiende con pasión que leer te permite abrir horizontes y crear tu propia experiencia y que, al final, es la única manera de desconectar por un rato del mundo que te rodea. Sostiene que el libro en papel y el digital son dos formatos compatibles, pero pide que, en el caso de los primeros, las nuevas publicaciones se adapten a las personas con problemas de visión. Convencido de que la lectura no se puede forzar ni imponer, reclama que su hábito se fomente desde casa. “Si los chavales ven leer a sus padres, también acabarán leyendo”, razona.
“Un librero tiene que ser una herramienta de consulta, no de venta. Tienes que dar tu consejo cuando te lo pidan, no antes”
“El 70% de mis clientes son mujeres y entre los varones la mayor parte suele ser mayor de cuarenta años”
Pregunta.– Libros casi nuevos a un precio casi imposible. El que no lee es porque no quiere.
Respuesta.– Bueno, al final lo que buscamos es que el dinero no sea una excusa, sobre todo entre los jóvenes y quienes peor lo están pasando en estos momentos. A los lectores que leen dos o tres libros a la semana este ritmo les puede suponer un gasto de unos 200 euros mensuales, y hay muchos que ahora mismo no pueden permitírselo.
P. Umberto Eco mantenía que el mundo está lleno de libros preciosos que nadie lee. ¿Eso no pasa en su librería?
R.– Para nada. Es verdad que siempre hay autores más olvidados que otros, pero nosotros ante todo somos libreros y no tenemos ningún tipo de predilección. En este sentido, no tenemos ideología. Además, todo libro merece ser leído. No hay libro malo, solo persona equivocada. Al final, una persona y un libro tienen que casar.
P.– Un librero debe ser un buen prescriptor. ¿Verdad o mentira?
R.– Verdad. Pero solo cuando le pregunten. Un librero tiene que ser una herramienta de consulta, no de venta. Tienes que dar tu consejo cuando te lo pidan, no antes.
P.– Mario Vargas Llosa sostiene que aprender a leer es lo más importante que le ha pasado en la vida. ¿También a Ud.?
R.– ¡A ver! A cualquier persona. Los conocimientos que uno puede adquirir en su día a día son muy limitados, salvo que puedas viajar por todo el mundo. Así que la mejor forma de aprender esos conocimientos es a través de las experiencias de otros, es decir, de la lectura.
P.– Miguel de Unamuno decía que cuanto menos se lee, más daño hace lo que se lee. ¿Lo comparte?
R.– Entiendo que se refiere a si solo lees una determinada parte sobre un tema concreto, en cuyo caso puede que la opinión del autor acabe siendo la tuya. Pero si lees varios autores, es más fácil que te construyas tu propia opinión. Leer te permite abrir horizontes y crear tu propia experiencia.
P.– Un 68,8% de la población española se declara lector, según el último Barómetro de Hábitos de Lectura y Compra de Libros en España. ¿Se cree estos datos?
R.– Sí, sin ninguna duda. Lo que ocurre es que los no lectores suelen ser los que hacen más ruido. Las personas que leen no van por ahí con un cartel diciendo que son lectores. Se escucha más a las minorías ruidosas que a una mayoría silenciosa. Ocurre como en el fútbol, que los vándalos son pocos pero al final parece que todos son hooligans.
P.– El perfil del lector frecuente en España es de mujer, universitaria, de área urbana y de 55 años o más. ¿La lectura entiende de sexos? ¿También en su librería?
R.– Creo que no, pero sí es verdad que las mujeres leen más, sobre todo en determinadas edades. Desde la juventud hasta los cuarenta hay muchísimas más mujeres que hombres lectores. A partir de ahí, la cosa se equipara algo más. En todo caso, le diré que el 70% de mis clientes son mujeres y que entre los varones la mayor parte suele ser mayor de cuarenta años.
P.– La lectura de libros en España alcanzó un máximo histórico durante los meses de confinamiento. Algo bueno dentro de tanta desgracia.
R.– Claro. Una de las actividades que puedes realizar, pase lo que pase, es la lectura. Siempre vas a poder leer. Con el tiempo, te llegas a cansar de la televisión y de internet, mientras que el libro te ofrece una experiencia más intensa, más prolongada en el tiempo y más enriquecedora.
P.– Julio Cortázar, por su parte, aseguraba que los libros van siendo el único lugar de la casa donde todavía se puede estar tranquilo. ¡Qué razón tenía!
R.– ¡Qué guapo! En un ritmo de vida como el actual, con tantos alicientes y distracciones, el libro te mantiene estable. No tiene lucecitas ni emite anuncios. Es la única manera de desconectar por un rato del mundo que te rodea.
P.– “Uno no es lo que es por lo que escribe, sino por lo que ha leído”, afirmaba Jorge Luis Borges. Si le hacemos caso, usted, ¿qué es?
R.– ¡Uff! No sé. (Se lo piensa un rato). Diría que soy un hombre antiguo, porque soy un apasionado de la novela histórica y de la historia universal en general, con tintes de fantasía e intriga.
P.– Casi uno de cada tres españoles mayores de 14 años asegura que ya lee libros en formato digital al menos una vez al trimestre. ¿El papel no lo aguanta todo?
R.– El papel va a aguantar. Son dos formatos compatibles. El digital se puede usar más en los viajes, pero creo que ya nos pasamos demasiadas horas al día delante de una pantalla. Y cada vez buscamos más poder desconectar. La pantalla no te ofrece la relajación que te da un libro en papel: lo tocas, lo hueles y te relajas. Uno digital, por el contrario, te recuerda el trabajo, el estrés… Dicho esto, creo que las nuevas publicaciones en papel tienen que adaptarse a las personas con problemas de visión. Ahí el libro tradicional tiene una desventaja frente al digital, que puede cambiar el tamaño de la letra.
P.– La librería tradicional se mantiene como el principal canal de compra de libros no de texto, seguido cada vez más de cerca por internet. ¿Las librerías están en peligro de extinción?
R.– No, para nada. Las plataformas de venta on line son un complemento de venta rápida. Es como pensar que los supermercados digitales van a acabar con los físicos. Al final, lo que quieres es poder tocar el producto, ver qué hay. Puede que terminen con algunas tiendas, pero en ningún caso con todas.
P.– Sigrid Kraus, cofundadora de la editorial Salamandra, comentó hace años que en España el librero padece una gran soledad ¿Se siente así?
R.– Yo no puedo quejarme. He recibido ayudas del Gobierno de Cantabria y en el arranque me ayudó muchísimo la Cámara de Comercio. El Ayuntamiento, por su parte, nos dejó sacar la tienda a la calle el Día del Libro. La verdad, yo me he sentido bastante arropado y más aún por los clientes, que lo hacen todos los días.
P.– El ministro de Cultura defiende que la lectura es un asunto de estado. ¿Algún consejo para que haga bueno lo dicho?
R.– Es algo que hay que tratar de inculcar, pero no se puede obligar ni forzar. Entre mis clientes, hay muchos que vienen a comprar libros que les recomiendan sus profesores como lecturas de clase. Pero son otro tipo de libros para que los más jóvenes se enganchen a la lectura. Yo nunca leí ‘La Celestina’ y hago vida normal. Lo leeré cuando quiera, si es que quiero. Por otro lado, está claro que, si los chavales ven leer a sus padres, acabarán también leyendo. No hace falta leyes ni nada. Basta con que ayuden al sector y fomenten la cultura. Lo demás ya correrá de nuestra cuenta.
P.– ¿Tiene algo de Hemingway? Ahora sólo me queda “El viejo y el mar”. Pues deme El mar. ¿Le ha pasado algo parecido?
R.– (Risas). Un cliente me pidió una vez ‘Cien años de soledad’, de García Márquez, pero que quería el de Camilo José Cela, que me aseguraba que lo había leído. No pude sacarle de su equivocación y tuve que decirle que el día que me llegara, lo cual veía poco probable, se lo haría llegar gratis.
- Un imprescindible
- ‘Un mundo feliz’, de Aldous Huxley.
- El más buscado
- Algo de Carmen Mola o García-Jurado y ‘1984’, de George Orwell.
- Un género
- Historia
- ¿A quién le daría el Premio Nobel de Literatura?
- No se lo daría ahora, pero creo que con el tiempo lo va a ganar: Eva García Sáenz de Urturi.