Mario y Héctor González Gutiérrez · El Mercao

“Hay que especializarse en atención al público”

 

Hace tres años, estos dos jóvenes hermanos decidieron emprender camino desde Treceño a Santander para ofrecer, a pie del Palacio de Festivales, las mejores frutas y verduras y una selección de escogidos productos gourmet. Una apuesta por la calidad sin perder de vista el precio que gracias al boca a boca ya ha calado en el barrio. Apuestan por el trato cercano, destacan la importancia de saber aconsejar y admiten que lo más importante es ganar clientes más rápido de lo que los pierdes. Ellos, de momento, aseguran que cada día tienen alguno nuevo.

 

“Nuestra filosofía: la mejor calidad a un precio competente”

 

“El que diga que no compra con los ojos está mintiendo porque, al final, creo que todos lo hacemos. Pero la fruta fea puede ser igual de sabrosa que la más guapa”

 

“Hasta ahora hemos tenido un crecimiento orgánico, pero creemos que el futuro pasa por la especialización en ciertos productos y por abrirse al mundo”

 

Pregunta.– Una tienda de barrio con mayúsculas. ¿Os encaja esta definición o preferís otra? Respuesta.– Perfecto. Nos encaja. Nuestra idea siempre ha sido la de recuperar las tiendas de barrio especializadas en las que el trato cercano tiene una especial importancia.

P.– Variedad de frutas y verduras frescas y una cuidada selección de productos gourmet. ¿Por qué este target?

R.– Escogimos este modelo porque, después de analizar esta zona de la ciudad, vimos que este tipo de productos podían tener su hueco. Una cosa está clara: si a los clientes les fidelizas por calidad, no se van a ir por precio. Un negocio que solo busque precio, en el momento en que abra otro comercio al lado diez céntimos más barato, está ya muerto. Nuestra intención, desde que abrimos, es ir año a año fidelizando clientes para conseguir un bloque que crea en lo que hacemos, que valore nuestros productos y que entienda que tenemos que tener un margen. Esa es nuestra filosofía: la mejor calidad a un precio competente.

P.– Con unos horarios laborales que comienzan de madrugada, cada vez es más difícil encontrar relevo generacional y jóvenes que quieran ser fruteros. ¿Por qué vosotros sí?

R.– Nuestro padre fue toda su vida carnicero y en nuestra casa siempre se ha comido productos buenos, naturales y de calidad. Al final, no podemos olvidar que estamos todo el día alimentándonos: desayunas, almuerzas, comes, meriendas, cenas… Y creemos que es fundamental hacerlo de la mejor forma posible. Además, siempre que podemos intentamos ofrecer productos regionales. Conocemos bien los productos de la huerta y tratamos de traer cada día a nuestra tienda los mejores y más frescos. Es un trabajo que nos gusta hacer.

 

 

P.– Calidad, excelencia y buen servicio y atención al cliente. ¿Por ahí empieza todo?

R.– Sí, claro. Por ahí empieza todo. Pero también es imprescindible la atención al cliente. Y ayudarle porque en muchas ocasiones no sabe muy bien qué es lo que quiere. Nos esforzamos en guiarle y ayudarle en función de qué evento va a celebrar. Si es para comer con su familia, para una cena con amigos…

P.– Con los precios por las nubes, comprar fruta de temporada lleva camino de convertirse en prácticamente todo un lujo. ¿Es así?

R.– Sí, pero bueno, pasa con casi todos los productos. Basta con ver los precios de la carne, el pescado, la verdura, el aceite… Es un lujo porque no todo el mundo puede comer pescado y fruta fresca de calidad dos o tres veces por semana. También es verdad que la fruta buena, de calidad, te aguanta perfectamente unos días en casa sin perder sabor.

P.– Las fruta exóticas y tropicales han llegado para quedarse. ¿Verdad o mentira?

R.– Verdad. Siempre y cuando respetemos su procedencia. Pero creo que no estamos equivocando al querer plantar aquí productos tropicales en perjuicio de otros cultivos más tradicionales. España no es un país tropical. Y muchos de esos productos necesitan unas condiciones de humedad y temperatura que no siempre se dan aquí. Lo vemos con el aguacate, la papaya, fruta de la pasión, el mango… En Valencia, por ejemplo, se están dejando de plantar naranjos por aguacates, que consume muchísima agua.

P.– Cada vez se compra más fruta online. ¿Os planteáis crear un market place (un mercado virtual)?

R.– Sí, estamos en ello. Bueno, estamos dándole vueltas. Seguramente para después del verano los clientes ya podrán disfrutar también de nuestros servicios online.

P.– En vuestra tienda, ¿importa el género? ¿Y la edad?

R. – No, para nada. Aquí vienen por igual hombres que mujeres. Es verdad que en este barrio vive personas de edad más avanzada, pero cada vez viene gente más joven. Digamos nuestra clientela es de 30 a 70 años [se ríen].

P.– La fruta y las verduras entran por los ojos o el consumidor también sabe apreciar la belleza de los productos ‘feos’?

R.– El que diga que no compra con los ojos está mintiendo porque, al final, creo que todos lo hacemos. Tenemos esa mala costumbre de querer que una pieza de fruta, sea perfecta por fuera, brillante y sin un mal detalle. Eso, a la postre, nos condiciona la compra, pero la fruta fea es igual de sabrosa que la más guapa. Pasa con los tomates, con los plátanos… Absolutamente con todo.

P.– ¿Priman los clientes que saben lo que quieren comprar o los que buscan consejo?

R.– Priman los clientes que saben lo que quieren comprar pero, a la vez, también hay bastantes clientes que buscan consejo no ya tanto en fruta y verdura, que también, sino sobre todo en productos gourmet. En esos casos, quieren algo pero no saben muy bien el qué. Y ahí es donde entramos nosotros para aconsejarles. Acabamos de cumplir tres años y los clientes ya saben que lo que puedan comprar en nuestra tienda son productos de calidad. Son, en el 99% de las veces, productos que nosotros hemos probado antes. Nunca venderíamos nada que nosotros no fuéramos a comer.

P.– De los casi 8 millones de alimentos que España tira al año a la basura, un 42% son productos de la huerta. ¿Qué hacéis con los frutas y verduras pasadas o demasiados maduras?

R.– Intentamos ajustar diariamente nuestras compras para no tener que tirar nada. Todos los días vienen dos o tres los proveedores que nos traen sus frutas y verduras. Es verdad que a veces se pican, porque son productos muy perecederos. Entonces, los aprovechamos nosotros. Pero nosotros nunca compramos grandes cantidades. Estamos todo el tiempo reponiendo e intentando no acumular producto para que la fruta no esté parada en una cámara frigorífica. Si al final del día un producto se termina, pues se terminó.

P.- Los consumidores, ¿cada vez se fijan más en la procedencia de los productos o lo que demandan es calidad a buen precio, venga de donde venga?

R.– Ante todo demanda calidad. Procuramos que la procedencia de nuestros productos sea nacional. Y España, por climatología, cuenta con los mejores productos. En cualquier huerta hay productos excepcionales. Y la gente ya sabe que calidad y producto nacional van casi siempre de la mano. Nuestra oferta es en un 95% de los casos nacional, pero si tenemos que traer algún producto de fuera, lo hacemos. Ahora pasa con la nueces, que aquí ya se han terminado, y las importamos de Chile, que también son buenísimas. No importa de donde venga, sino si son o no de calidad.

P.– ¿Cuáles son los principales retos a los que se enfrentan negocios como el vuestro?

R.– Hasta ahora hemos tenido un crecimiento orgánico. Hemos crecido por el boca a boca. Creo que el futuro pasa por la especialización en ciertos productos, que ya lo hacemos pero aún tenemos que darle una vuelta, y por abrirse al mundo. Ambos retos son fundamentales para dar el siguiente salto que nos permita no solo ser una tienda conocida en la zona, sino también en el resto de la ciudad. O en toda España ¡Quién sabe!

P.– Decidme, ¿qué haríais para promocionar el pequeño comercio?

R.– A mí no se me ocurriría nunca abrir un negocio si no me gustara hablar con la gente. Es muy importante que un cliente, cuando entra por la puerta, sienta que le quieres ayudar. Y que estás para atenderla con una sonrisa. Y creo que eso se está perdiendo un poco en el pequeño comercio. Es cierto que hay comerciantes excepcionales, pero hay otros casos en que da la impresión que solo están porque no les queda otra. Hay que especializarse en atención al público. Somos seres humanos a lo s que nos gusta el contacto.

 

Un poco más

• El producto más vendido

• El tomate de Maoño.

• La fruta más deseada en verano

• La de hueso. Nectarinas, paraguayos…

• Y la verdura más buscada

• La judía, aunque creo que aún falta un poco una mayor cultura de variedad

• Un imprescindible

• Sobaos del Andral

• Un capricho

• El cava rosé de bodegas Hispano Suizas

• Una grata sorpresa

• El café de especialidad que tuestan en el País Vasco y nos envían directamente.