Emiliano Rodríguez Pesquera · Susge Colchonerías

“Dormir a pierna suelta no es caro”

 

Con dos tiendas multimarca especializadas y más de 500 m2 de exposición, este negocio que pronto cumplirá los 45 años presume con razón de ser un referente del descanso en la ciudad. Su responsable reconoce que en los colchones pasa los mismo que con los jamones –haber hay muchos, pero no todos son buenos–, y sostiene que para comprar un buen colchón de matrimonio hay que partir de 500 euros. Asegura que lo ideal es un colchón de firmeza media y cambiarlo cada ocho o diez años, según su calidad –España es el país europeo en el que más se alargan la vida útil de los equipos de descanso, alrededor de 12,6 años–, aunque admite con pesar que aún sigue escuchando lo de “tengo el mismo colchón desde que me casé”.

 

 

“Antes de comprar un colchón hay que probarlo. Nosotros siempre aconsejamos a nuestros clientes que se tumben y se tomen su tiempo”

 

 

“El consumidor cada día está más informado, pero al mismo tiempo muchas veces confundido. Porque depende de en qué fuente beba se forma una opinión u otra”

 

 

“La almohada es uno de los productos más complicados en el sector del descanso. Por tanto, también es difícil dar un consejo. A cada persona le gusta un tipo diferente”

 

 

Pregunta.– Nuestra salud empieza por un buen descanso. ¿Somos realmente conscientes de ello?


Respuesta.– Bueno, sí es verdad que cada vez se percibe una mayor inquietudes esto, además, es bueno para las tiendas especializadas como la nuestra en el bienestar del durmiente.


P.– Cumplir los sueños de la gente no debe ser tarea fácil. ¿O sí?


R.– Vuelvo a lo de antes. El cliente siempre detecta y agradece entrar en una tienda especializada atendida por profesionales. En nuestro caso, que llevamos casi 45 años, los clientes vienen convencidos de que están en el sitio apropiado. Procuramos tener una buena imagen y buenos establecimientos en los que contamos con productos de las primeras marcas nacionales y exclusividad en algunas internacionales. De este modo, es evidente que partes con una ventaja importante.


P.– Nos pasamos un tercio de nuestra vida durmiendo. Dígame tres condiciones básicas de un buen colchón.


R.– Lo ideal es un colchón de firmeza media, porque el cuerpo humano no es recto y debe recoger sus diferentes formaciones. Y por supuesto los materiales son importantes. Con los colchones ocurre algo parecido a lo que pasa con los jamones. Los hay de 1.000 y de 12.000. Dentro de los viscoelásticos, por ejemplo, es fundamental la densidad del producto e igualmente influye mucho la porosidad; que sea de poro abierto para permitir la transpirabilidad y garantizar una adecuada temperatura corporal del durmiente.


P.– “Tengo el mismo colchón desde que me casé”. ¿Lo sigue escuchando o esta afirmación ya forma parte del pasado?


R.– Sí, se sigue escuchando, por desgracia. No es ya lo más habitual, pero aún sí que se oye. Muchos creen que el colchón está como nuevo, pero porque lo ven así en la parte de pies y cabecero, no en la parte lumbar, que es donde el producto ha soportado todo el peso y con el tiempo ha ido perdiendo firmeza.


P.– Las nuevas tecnologías y materiales han revolucionado el sector del descanso. ¿Cómo andamos de cultura colchonera?


R.– El cliente cada día está más informado, pero al mismo tiempo muchas veces confundido. Porque depende de en qué fuente beba se forma una opinión u otra. Muchas de las valoraciones que realiza la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) tienen en cuenta la relación entre la calidad y el precio del producto. Pero eso, como es lógico, no quiere decir que sea el mejor colchón. En cualquier caso, es cierto que el nuevo consumidor, especialmente los jóvenes, tiene ahora más inquietudes que antes y quiere saber de qué está hecho, que tecnología incorporan… Que sea así, a nosotros, como tienda multimarca especializada, es evidente que nos viene muy bien.


P.– Los expertos recomiendan renovar el colchón cada ocho o diez años. ¿Y la almohada?


R.– La almohada es uno de los productos más complicados en el sector del descanso. Por tanto, también es difícil dar un consejo. Prueba de ello es que muchos hoteles cuentan ya con carta de almohadas. Nosotros tenemos modelos para aburrir. De fibra, de látex, de visco y de pluma natural. Si la almohada es de una calidad media-alta, yo recomendaría cambiarla cada cinco o seis años. Cada cliente es un mundo: hay quienes la quieren baja, alta, súper alta, más o menos gruesa… Además, cada vez se demanda más la almohada cervical, que son individuales, de 50 o 60 cm, en forma de rodillo.


P.– El colchón no tiene que ser duro ni blando, sino todo lo contrario. Me lo explica, por favor.


R.– (Se ríe). A partir de una calidad media, el colchón se compone de cinco zonas: parte lumbar, más firme; corvas y espalda, menos firme; y cabecera y pies, más suave. Si el cumple estos requisitos, tienes garantizado un óptimo descanso.

 

 


P.– La pandemia disparó la venta de colchones. ¿Flor de un día o tendencia sostenida?


R.– Es verdad que al abrir tras el confinamiento vivimos un auténtico boom. Pero no solo nosotros, sino todo el sector. Fueron unos meses muy buenos en cuanto a ventas, pero hace ya tiempo que hemos vuelto a los números que había antes del Covid-19.


P.– ¿Dormir a pierna suelta sale caro?


R.– Es evidente que no es lo mismo dormir sobre un colchón de 500 euros que hacerlo sobre uno de 1.000. Todo va en función de la calidad. Pero yo diría que no es caro. Si tienes en cuenta las horas de vida útil de un colchón, te das cuenta que no es un producto caro, ni mucho menos. La noche te sale muy barata. Lo que sí sale caro es comprar un colchón barato porque no descansas bien. Para comprar un buen colchón de matrimonio hay que partir de los 500 euros. Los hay de 190, pero yo no los aconsejo.


P.– Las colchonerías online están en franca expansión desde hace años. ¿Amenaza u oportunidad?


R.– Nosotros no estamos en el comercio electrónico, aunque vendemos a cualquier parte de España, incluidas las islas, sin ningún coste. Apostamos más por la venta tradicional en tienda física, aunque obviamente somos conscientes de que la venta online está ahí, y cada vez con más fuerza. Pero el producto hay que verlo, tocarlo y probarlo.


P.– El colchón hay que probarlo detenidamente antes de comprarlo. ¿Lo hacemos?


R.– Así es. La gente es reacia a probarlo, pero nosotros siempre les aconsejamos que se tumben y lo prueben. Es importantísimo. Porque nosotros podemos orientar al cliente sobre uno u otro colchón en función de sus características físicas o el destino que le vaya a dar, si va a ser de uso diario o más esporádico, pero él es quien tiene que dar el visto bueno final. Y para eso hay que tumbarse en el colchón. Y tomarse su tiempo. Boca arriba, de lado… Cada día estamos más convencidos de que debe ser así. No hay dos clientes iguales.


P.– Aunque no se ha calculado, es posible que colocar una funda de edredón nórdico queme tantas calorías como media hora de spinning. ¿Algún truco o consejo para evitar que esta tarea se convierta en un verdadero infierno?


R.– No es fácil, sobre todo si lo tienes que hacer una persona sola. Cada uno utiliza sus propias armas. Yo recomiendo hacerlo entre dos. Porque si no, sí que es laborioso. Y más aún si es de cama grande.


P.– Hay que lavar las sábanas nuevas antes de estrenarlas. ¿Verdad o mentira?


R.– No es necesario. Prácticamente todos nuestros productos son de algodón egipcio, que ya viene muy tratado. Pese a ello, hay gente que las lava siempre, sean del material que sean.


P.– Los sillones relax, ¿una moda que ha venido para quedarse?


R.– Sí. Cada día están más en boga, pero el sillón que te incorpora y prácticamente te pone de pie. En cualquier caso, yo no hablaría tanto de moda y sí de necesidad para muchas personas mayores, que son las que copan el 80% de este mercado.


P.– Un reciente estudio revelaba que para garantizar una buena calidad del sueño, el colchón debe contar con una firmeza ajustada al peso y a la altura de cada persona. ¿Lo comparte?


R.– Es más complicado que todo eso. Es evidente que el peso influye, pero para eso existen los colchones dual, con diferente firmeza. Pero pese a que algunas marcas siguen fabricándolos, no han tenido la aceptación que se esperaba.


Un poco más

 

  • ¿Colchón de látex, viscoelástica o de muelles?
  • Cualquier de ellos. Depende de la calidad que elijamos y del uso que le vayamos a dar.
  • ¿De una o de dos caras?
  • No tiene por qué ser peor el de una que el de dos caras. Últimamente está entrando mucho el de una cara. Y también el híbrido.
  • ¿Arcón, canapé o somier?
  • Canapé-arcón. Es la base que más se vende.
  • ¿Colcha, edredón o funda nórdica?
  • La funda nórdica. O el edredón nórdico. Bien sea de duvet o de fibra.